La OMS señaló en el 2016 que la salud mental es: “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus actividades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad”[1]; la misma organización dice que la salud mental individual está afectada por factores sociales, psicológicos y biológicos.
Según el informe del DANE “salud mental en Colombia: un análisis de los efectos de la pandemia”[2], la tasa de suicidios por lesiones auto infligidas paso de 5,1% en 2005 a 5,9% en el 2019 por cada 100 mil habitantes, en el cuarto trimestre del año 2019 aproximadamente 2 de cada 100.000 personas se suicidaron, en el primer trimestre del 2021 la tasa de suicidio pasó a 3,6% por cada 100 mil habitantes; el informe además indica que en tiempos de pandemia a un porcentaje alto de la población: le fue imposible sentir sentimientos positivos, sentir los latidos de su corazón a pesar de no haber realizado ningún esfuerzo físico, dificultad para dormir, dolores de cabeza o estomacales, tristeza, soledad, irritabilidad, cansancio, preocupación o nerviosismo.
Los maestros colombianos no escapan al conjunto de la población que durante la pandemia, vivió con mucho rigor el impacto del COVID-19; buena parte de ellos no les fue otorgada las vacaciones de mitad de año en 2020, pues estaban en confinamiento, tuvieron largas horas de trabajo en casa, incluyendo los fines de semana, financiaron planes de datos para que los estudiantes se pudieran conectar, hicieron uso
de sus recursos económicos para costear el internet y compra de equipos electrónicos para el trabajo en casa, se registró una mayor precarización del derecho a la salud por parte de los prestadores, no contaron con salud ocupacional (Sistema de Seguridad y Salud en el Trabajo), no contaron con programas de acompañamiento psicosocial. Estas para enunciar sólo algunas de las circunstancias que han vivido y padecen los maestros. Hoy las condiciones de los prestadores de salud y las condiciones laborales siguen siendo las mismas, pero con un menor registro de casos por COVID-19.
El perfil epidemiológico de los maestros no se conoce, por el abandono al que la Fiduciaria La Previsora y los prestadores de salud tiene sometido a los maestros y sus familias; desde el Ministerio de Educación Nacional se debe exigir como nominador, el cumplimiento del contrato de salud y garantizar igualmente la salud mental de los maestros, mantener la alerta para que se inicie la prestación del servicio de Riesgos Laborales en el nuevo contrato de salud que inicia a partir del 1 de junio.
Un dato del departamento del Quindío puede revelar lo que sucede con el magisterio y
evidencia el abandono en salud mental que sufren los maestros:
Cotizantes por sexo con diagnóstico mental, de junio a diciembre del 2020
Cotizantes con patología:
En el departamento del Quindío
Mujeres: 1161
Hombres: 511
Total general: 1672
Sin entrar a realizar un análisis de las cifras; resulta no sólo preocupante, sino revelador de lo que puede estar sucediendo al interior del magisterio colombiano y las consecuencias a mediano y largo plazo, en un sector de los trabajadores tan importante para la formación de las actuales y futuras generaciones, como son los docentes y su exposición a la enfermedad mental, y la ausencia casi total de programas de promoción y prevención de la salud.
Unido a la crisis de la pandemia que ha vivido el magisterio y su gran esfuerzo por mantener la educación pública funcionando; es importante agregar que el factor de riesgo psicosocial que debe ser atendido en virtud del decreto 1655 de 2015, sigue sin ser
contratado.
La ley 1616 de 2013[3] que es obligatoria para el magisterio y que está contenida en el “ANEXO No 03 PRESTACIÓN DE SERVICIOS PARA EL PLAN DE SALUD DEL MAGISTERIO”; no encontró en los actuales prestadores de salud, ninguna dinámica; la ausencia de
programas es notorio y el silencio frente al efecto que viene apareciendo en el poscovid-19, nos obliga a encender las alarmas sobre el futuro incierto que podría pender sobre la salud mental de los maestros y maestras.
El SUTEQ realizó con una muestra representativa de 500 docentes de Armenia y del departamento del Quindío, un estudio correlacional del síndrome de Burnout y nivel de inteligencia emocional con el objetivo de analizar la relación que existe entre los componentes de la inteligencia emocional (atención, claridad y reparación emocional) y el síndrome de «Burnout» o síndrome del “maestro quemado” (agotamiento, despersonalización y realización personal), para correlacionar la influencia de la inteligencia emocional en la aparición y manejo del estrés docente y por tanto determinar el bienestar mental y emocional de los maestros y maestras estudiadas. Se pudo determinar que el 42% del grupo docente tiene presencia del síndrome de Burnout, es decir, tiene síntomas asociados al agotamiento emocional como el cansancio mental o emocional y la fatiga física, lo que se convierte en un indicativo del impacto de su labor educadora, en su salud mental y física. La ausencia de programas estructurados de promoción y prevención en el tema mental para el magisterio quindiano se ve reflejado en el aumento de diversas situaciones complejas ante una cómplice mirada de soslayo por parte de los entes que están obligados a atacar de raíz esta problemática creciente en nuestro gremio.
El llamado es a cuidar la salud mental, a consultar en el momento que se considere que el trámite de nuestras emociones nos desborda; de allí la importancia de reclamar la atención oportuna y tratamiento integral a las entidades prestadoras del servicio de salud, y procurar adoptar medidas que están a nuestro alcance como lo son el descanso, la buena alimentación y la práctica de actividad física. Rodear a las personas que presentan quebrantos y acompañar en momentos de dificultad es algo que cualquiera puede hacer para evitar que se agudicen las patologías y se llegue al extremo de tomar decisiones irreversibles.
Armenia 6 de febrero de 2023
JUNTA DIRECTIVA SUTEQ
Vivian Charlot Bernal Saba
Presidenta
Luis Fernando Giraldo Alvear
Secretario General
Héctor Elías Leal Arango
Fiscal
Actor Popular
Hernán Javier Alzate Ortiz
Secretario de Seguridad Social
y asuntos Laborales
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